martes, marzo 28, 2006

El funeral y yo (... al fin el fin)

Estuve en la primera fila de la iglesia, derecho, dando la mano a todos los que venían a dar el pésame. Por fin todo había terminado y él y nosotros descansábamos.

Me di la vuelta y en medio de los bancos habían venido tres amigos, me esperaban de pie. Le di la mano a él, dos besos a la otra y ella me abrazó. En un instante mi cara afligida fue puro llanto, seguíamos abrazados, no quería soltarla y ella lo sabía. Apretó fuerte y duró una eternidad, hasta que mi sollozo se moderó.

¿Porqué? Sólo una lágrima se me había escapado, quería aguantar. Y lo estaba logrando. Pero rompe toda resistencia, consigue entrar dentro sin que me dé cuenta. Consigue que me abra sin tapujos, y aún no sé porque.

Agradezco que sea mi amiga.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Asi pasan las cosas, espero que tu y toda tu familia se encuentran bien, y recuerden que ahora el esta descansando.

Animo!

4:29 a. m.  
Blogger coroncha said...

lamento la perdida...viejo...



los abrazos suelen ser milagrosos...
trato de recordarlo siempre que recibo uno...

8:52 p. m.  

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