Mi oscuridad y yo

Contengo una gran oscuridad dentro de mí. Cada vez va a peor, me irrito por cualquier nimiedad, me consume y me amarga hasta extremos que parecen ilógicos.

Contengo un rencor encadenado que he intentado mantener apresado. Pero esas cadenas se debilitan y cada vez aflora con más fuerza y con más facilidad. Temo no poder retenerlo más y convertirme en un ser egocéntrico, corrosivo e inaccesible.

Podrido por dentro.

Me hundo en la oscuridad.

Mis vicios y yo

Me gusta su olor de madera. Su quemazón cuando se desliza el primer trago por la garganta. El leve tintineo de los dos hielos cuando dejo el vaso encima de la mesa. Su color ámbar lleno de pequeños destellos que la luz provoca al traspasar el grueso cristal.

Me gusta tomarlo tranquilamente por la noche, con poca luz. En una habitación cerrada, con olor a incienso y a tabaco de pipa. En un silencio roto por música, buena música: jazz o cantautor a un bajo volumen. Lo mejor es si suena Sabina.

Me gusta la melancolía que me provoca. Es entonces cuando la pluma vuela.